Cambiarse de Peluquería, una gran decisión.
Hace mucho tiempo que no escribía una entrada, es que la vida me había tenido muy ocupada, pero lo que me ha ocurrido en estos últimos meses amerita volver a escribir. Mi peluquera de casi 10 años me pateó. sí, me pateó. así lisa y llanamente porque sus últimos trabajos no habían sido del todo satisfactorio para mi.
Antes que todo, debo decir que para mi la peluquería es un tema. sí. porque la peluquera es casi como un doctor, conoce la historia clínica de tu pelo, todas las enfermedades que este ha tenido, los cambios de estilo, color, texturas, los "ires y venires" de color, pelo largo, corto, extensiones, decoloraciones etc.
Resulta que este año que ha sido muy revuelto desde el punto de vista emocional me dio por hacerme varios cambios de estilo, nada muy exagerado por cierto, y todo dentro de la gama "Ombré". Sin embargo, cada vez que iba a la peluquería ya sea porque salía muy tarde y no veía los efectos en la luz día o ya sea porque de verdad no quedaba tan limpio el trabajo, debía volver al día siguiente a arreglar esas cosas que quedaban pendientes. Fue así como, la última vez que fui , pedí un balayage rubio frío y quedé convertida en una zanahoria. lloré de horror, pero tenía un evento, así que fui y como en la noche todos los gatos son negros, y eran cerca de las 23:00 horas cuando salí de la pelu, todo se vio bien. No obstante, al día siguiente la pesadilla era real, un pelo naranja intenso, con una gran huincha café al medio y una base achocolatada adornaban mi cabeza. nada más que decir, le escribí a ella, mi peluquera de casi una década, pensando que iba a entender, ella me dice "te espero en 1 hora en la pelu". perfecto. Cuando llegué ella me pateó literalmente. Me dijo que nuestro ciclo se agotó, que busque otro estilista y que me devolverá el dinero. Me puse a llorar. Le dije que no se trataba de eso pero que mirara mi pelo a la luz y notara lo anaranjado. A lo más me decoloró suavemente algunas mechas "salmón" y me largó así sin más diciendo que nuestro ciclo se agotó y busque otro salón.
Me fui con la cola entre las piernas y el cabello como escoba. Hice algunas compras Compulsivas y me di a la difícil tarea de buscar nuevo doctor de pelos. Pensé grandilocuentemente en Viña o Santiago, pero conociendo mi "asiduidad" a los salones, no me resultaría cómodo viajar cada vez que querría ir peinarme, hacerme masajes o lavarme el pelo.
No me quedaban muchas opciones: Volver a mi peluquera de hace 15 años atrás, acudir a cuchitriles poco amigables a pasear el desastre capilar o ir donde la peluquera de la cual renegué por popular, pero cuyos trabajos son de una gran calidad y experticia. Hice esto ultimo. Dos semanas me costó dar con ella, La peluquería se encuentra ubicada en algo así como "el Bronx" de mi pueblo, pero tiene la ventaja de que el estacionamiento es gratis, no hay que esperar casi nada para atenderse y es bastante más barato que la Peluquería anterior que se consideraba "top" (casi dos tercios más barata). Al fin el cuento tuvo un final feliz, llevo 6 meses con mi nueva estilista, y aprendi que cuando te echan de un lado, en verdad, te están dando la oportunidad de mirar más allá, o dejar que entre lo nuevo. en ningún caso te cortan las alas, o te mutilan la imagen. si a ustedes les pasa, no sufran, sólo entreguense a lo nuevo.
Resulta que este año que ha sido muy revuelto desde el punto de vista emocional me dio por hacerme varios cambios de estilo, nada muy exagerado por cierto, y todo dentro de la gama "Ombré". Sin embargo, cada vez que iba a la peluquería ya sea porque salía muy tarde y no veía los efectos en la luz día o ya sea porque de verdad no quedaba tan limpio el trabajo, debía volver al día siguiente a arreglar esas cosas que quedaban pendientes. Fue así como, la última vez que fui , pedí un balayage rubio frío y quedé convertida en una zanahoria. lloré de horror, pero tenía un evento, así que fui y como en la noche todos los gatos son negros, y eran cerca de las 23:00 horas cuando salí de la pelu, todo se vio bien. No obstante, al día siguiente la pesadilla era real, un pelo naranja intenso, con una gran huincha café al medio y una base achocolatada adornaban mi cabeza. nada más que decir, le escribí a ella, mi peluquera de casi una década, pensando que iba a entender, ella me dice "te espero en 1 hora en la pelu". perfecto. Cuando llegué ella me pateó literalmente. Me dijo que nuestro ciclo se agotó, que busque otro estilista y que me devolverá el dinero. Me puse a llorar. Le dije que no se trataba de eso pero que mirara mi pelo a la luz y notara lo anaranjado. A lo más me decoloró suavemente algunas mechas "salmón" y me largó así sin más diciendo que nuestro ciclo se agotó y busque otro salón.
Me fui con la cola entre las piernas y el cabello como escoba. Hice algunas compras Compulsivas y me di a la difícil tarea de buscar nuevo doctor de pelos. Pensé grandilocuentemente en Viña o Santiago, pero conociendo mi "asiduidad" a los salones, no me resultaría cómodo viajar cada vez que querría ir peinarme, hacerme masajes o lavarme el pelo.
No me quedaban muchas opciones: Volver a mi peluquera de hace 15 años atrás, acudir a cuchitriles poco amigables a pasear el desastre capilar o ir donde la peluquera de la cual renegué por popular, pero cuyos trabajos son de una gran calidad y experticia. Hice esto ultimo. Dos semanas me costó dar con ella, La peluquería se encuentra ubicada en algo así como "el Bronx" de mi pueblo, pero tiene la ventaja de que el estacionamiento es gratis, no hay que esperar casi nada para atenderse y es bastante más barato que la Peluquería anterior que se consideraba "top" (casi dos tercios más barata). Al fin el cuento tuvo un final feliz, llevo 6 meses con mi nueva estilista, y aprendi que cuando te echan de un lado, en verdad, te están dando la oportunidad de mirar más allá, o dejar que entre lo nuevo. en ningún caso te cortan las alas, o te mutilan la imagen. si a ustedes les pasa, no sufran, sólo entreguense a lo nuevo.
